13 de octubre de 2009

Parte Sesenta y Ocho - Charla

¿En qué lugar, en qué momento, a qué des horas me dirás que te amo? Esto es urgente por que la eternidad (también) se nos acaba.

Anoche platiqué con Sabines.



Me dijo el señor Sabines que Dios le encanta que es un tipo buena onda que nos da y nos quita cuando quiere, que nos hace cosas y nos castiga a veces pero sólo para darnos cuenta de que podemos soportar muchas más cosas de las que pensamos.
Ayer platicamos y me dijo también que le duele la ausencia, que reclama desesperado por la mujer que lo abandonó, que lo dejó loco de amor y muerto de miedo, que le duele insoportablemente el dolor de haberla perdido.
Me dijo también que el asunto de extrañar es más que un leve suspiro al viento, y que por más muertos que estén los viejos y los niños y la gente que murió sin saber que acá también nos morimos, siempre habrán de regresar a nuestras mentes, con la misma vitalidad que cuando respiraban.
Me confesó, que la gente sabe amar, que se esconde para no ser visto, que son como nubes, como gatos negros detrás de los árboles, que se dan el amor sin preocupación que no les importa ser queridos, y que se callan.
Me contó que le gustaría contarme sobre su amada, recorrer los parques con ella, dejarla abandonada y volver a ella para que así jamás huya de él, que la ama tanto, como para comer uvas en la tarde y estar con ella siempre hasta que Dios apague la luz.
Y después justo antes de irse le pregunté: ¿Verdad que el amor existe? Y me contestó:

Yo no lo sé de cierto, pero supongo
que una mujer y un hombre
un día se quieren,
se van quedando solos poco a poco,
algo en su corazón les dice que están solos,
solos sobre la tierra se penetran,
se van matando el uno al otro.

Todo se hace en silencio. Como
se hace la luz dentro del ojo.
El amor une cuerpos.
En silencio se van llenando el uno al otro.
Cualquier día despiertan, sobre brazos;
piensan entonces que lo saben todo.
Se ven desnudos y lo saben todo.
(Yo no lo sé de cierto. Lo supongo.)

¿Verdad que a ti, también te hace dudar? Y se fue, llorando, llorando la hermosa vida.

Después de todo, a mi también me encanta Dios.






Una Palabra Al Aire. Son Como Las Hojas Que Van Cayendo.

2 comentarios:

Unknown dijo...

¿Que pesa mas, la soledad o todo el frio?

Saludos para usted.

Santas y serenas noches.

Inanna de la Garza* dijo...

Lo que quieras que pese más. Es cuestión de elegir.