8 de mayo de 2009

Parte Diecinueve. -Soy Mamá-

Hace siete largos y maravillosos años. (risas) Ya, serio el asunto les contaré: Con toda la inexperiencia que me daban mis dieciocho años, un cinco de enero del dos mil dos a las cinco y quince de la tarde. Fui mamá. Y desde ahí, mi vida a cambiado, y no, no es choro ni casos de la vida real ni nada de eso. Cuando eres mamá las cosas cambian, así como cambian los horarios de dormir, los horarios para comer, para bañarte. Así como cambias los pañales la ropa, despiertas por la noche (si bien te va) cada tres horas. O si no, como en mi caso, no duermes nada. Duermes mal, comes mal, te bañas rápido y mal, no hay vida exterior, ni amigos salvo los que van a verte siempre a la hora que prefieres estar dormida y no platicando. Cambias, la copa por un biberón de dos onzas de leche por tres de agua, las idas al cine, por cambiar pañales, las pláticas con tus amigos, por las pláticas con las señoras con experiencia para que me digan !¿Por qué chingados me duele tanto cada que le doy de comer a mi hijo!? Que si se me corto la leche cuando comí picante, que si me duele mucho la cesárea, que si los puntos, que si no duermo, que los dolores de cabeza, que si el mundo da vueltas, que si apoco todavía sale el sol... Etc. Etc. Etc.
Y como ven, sí cambió mi vida. Yo me ponía unos jeans y una playera toda deslavada y me sentía súper bien vestida. Todo tenía que hacerlo rápido (sí, todo, todo) por que de no ser así, el bebé despertaba y pues valía madre. No dormía por las noches. Se la pasaba platicando y platicando y no me soltaba del dedo, como advirtiéndome que estaría para siempre ahí, sujetándome, como diciendo: Oye pa' que te vayas haciendo a la idea de que estaremos juntos por siempre eh.
Yo sólo me dedicaba a verlo, lo cargaba, le cantaba, lo alimentaba, lo vestía, lo vivía. Hace siete años de eso, ¿pocos no? O muchos, o los suficientes. Desde ese cinco de enero a las cinco quince de la tarde, me convertí en lo que jamás pensé que pudiera ser. La maternidad me llegó quizá muy temprano, si bien se dice que nunca se está preparado para ser Madre, yo era la menos indicada para serlo en ese momento. Pero al verle sus ojos medios abiertos, y su cara tan perfecta, sus manitas apretándome el dedo. Al sentirlo junto a mi, fue como si hubiese estado esperándolo por siempre. Fue una caricia de Dios tenerlo conmigo y lo es. Cada día que ha pasado desde ese cinco de enero, yo he recibido caricias de la mano de Dios, cada que mi Alex me toca.
Esta vez. En vez de pedir regalos, y cenas y flores y las mañanitas y la clásica canción de Denisse De Kalafe. Sólo quiero agradecer. Y aquí voy:

A mi hijo. Mi muso inspirador, por soportar tanta torpeza en una sola mujer, por tenerme la paciencia suficiente para comprenderme y amarme así, tal cual soy. Por haberme abrazado cuando me encontró llorando, por hacerme reír, por hacerme llorar, por hacer que desespere y que me enoje a veces. Por aguantar mis gritos y mis locos intentos por no darme cuenta de que crece, por ser mi fortaleza y debilidad. ¡Gracias mi amor! Por que por ti. He descubierto la mejor habilidad que tengo, y en la que no tengo tantos errores,ser tu mamá, es lo que mejor me sale, he aprendido a usar mi intuición, mi corazón, he aprendido a amar intensamente, a morir de la preocupación, a saber lo que es un dolor de cabeza, un mareo, una naucea,por ti. He descubierto que sí tengo algo mejor lo cual puedo presumirle al mundo entro. Tú eres lo mejor que he hecho. Mi obra de arte. Lo mejor de mi. Eres tú. ¡Gracias!


Una Palabra Al Aire... Son como las Hojas que Van Cayendo... Inanna...*

1 comentario:

Unknown dijo...

Amiga, me dejas sin palabras, esos bultitos ruidosos nos roban el corazón desde el primer momento que nos presentan, que nos dicen "Aquí esta su bebé señora" y recuerdo mucho el tercer día despues de mi cesarea que la cama me picaba, que lo unico que quería era irme a mi casa, con mi nena, y una muy amable enfermera me preguntó ¿Por que tanta prisa señora? aquí nosotras le ayudamos,en su casa cuando llore nadie le va a ayudar, y ohh realidad, tienes razón, todo cambia, horarios, tiempos, atuendos, placeres, todo, pero lo mas importante es que también te cambia el alma, el corazón.
Un abrazo muy fuerte amiga, y a seguirle que apenas tenemos unos bebés.