3 de junio de 2008

Historia de Una Abeja.



Cansada de tanto volar, de andar de aquí para allá, tratando de alimentarse, consiguiendo la miel, para que su jefa no la corriera del panal…

Andaba una abeja muy cerca de aquí, zzzz… Zzzz… Zzzz… Cuidando su vida de manos y pies, ella sólo quería un pedazo de pastel, un poco de coca cola, de jugo puede ser, y ya se le iba muy bien, tantita sangrita, le iría muy bien.

-Ya me cansé de volar, llevo toda la tarde así, la gente ya no me teme, los niños me avientas piedras, ya no causo temor, antes me veían y ni se movían, me dejaban en paz, ahora cada vez es peor, voy volando y no falta quien me aviente un zapato- Decía la abejita muy afligida y hambrienta, vivir siento abeja no era fácil, continuamente se estaba jugando la vida para poder comer, esquivando los manoteos, los periódicos, los cristales de los carros, las pedradas de los niños… En fin. Vivir de un tamaño tan pequeño la hacía ser una presa fácil, y ella ya tan vieja, tan cansada, y sobretodo en ese día, tan hambrienta, poco a poco quería que el día acabara, y con él también ella.

-Tengo hambre, sed, quisiera estar en mi colmena, descansado como la abeja reina, probando cada miel que mis compañeras han traído, con una corona grande, rodeada de súbditos, y que todos estén pendientes de lo que yo necesito, y para este calorcito, un par de bebidas con hielo- Iba cabizbaja la pobre abeja pensando y pensando, hasta que llegó a una conclusión… -¿Pues yo qué estoy haciendo aquí? Debería de pedir mi pensión, e irme a vivir a otro lado, salir de vez en cuando a recolectar comida y regresar a descansar, en un árbol sólo para mi, con muchas hojas, muchos flores, tendría todo lo que necesito y ahí esperaría el día para irme al cielo de las abejas… Y entonces ahí, sería completamente feliz- Así que muy convencida de su auto consejo, se dirigió a hablar con la abeja Reina sobre lo que había pensado, cuando en el camino, vio a un inofensivo niño que estaba tomándose una deliciosa coca-cola, sentado en una silla color roja, era mucha tentación para la abeja, y, no podía desaprovechar esa oportunidad, quizá sería la última vez que lo haría. Así que agarró fuerzas, se echó hacía atrás para agarrar impulso, y zzz… Zzz… Zzz… Pero en vez de atinarle a la Coca-Cola, picó con todas sus fuerzas el brazo del inofensivo niño… éste con tremendo grito anunció a su mamá que algo le había pasado, y enseguida a la enfermería del lugar fueron a dar… La abeja, aún seguía prendida del brazo del pequeño, el pequeño, lloraba y lloraba, puesto que había sido un tremendo ataque aquel que la abeja le había dado… -¡Auxilio! ¡Auxilio! Yo no quería picarle al niño, yo no quería hacerle daño, sólo buscaba algo de beber- Gritaba la abeja con su pico aún en la piel del niño, casi enseguida llegaron con la enfermera y ella cuidadosamente, le arrancó la abeja al pequeño con unas pisas, y la puso en un frasco, al que después le puso insecticida y lo tapó.

El niño dejó de llorar, y hasta una deliciosa paleta de cereza le dieron, salió muy contento y con una fresca pomada para evitar la comezón, pero, ¿Y ella? ¿Dónde quedó la abeja?...

-“Pobre abeja, se quedó encerrada, porque quería comer, porque quería beber, pobre abeja, ¿Ahora que hará? ¿A dónde volará? Sin pico y sin sangre, casi sin respiración. La la la la”- Cantaba la abeja, ya muy mareada por el insecticida que le habían puesto, buscaba su pico para ver se lo podía recuperar, pero era imposible –¡Oh! Una salida, ya me voy a ir de aquí, soy libre, soy libre- y ¡saz! Topaba con el vidrio del frasco, era inútil, jamás saldría de donde está.

Pasaron algunos minutos, y la abeja dejó de cantar, ahora se dirigía con sus alas fuertes y el pico en su lugar, a donde pertenecía, y a donde ella ya quería llegar, al cielo de las abejas.

Moraleja; Uno. No todo lo inofensivo lo es… Dos. Si te esfuerzas, por muy cansado, lograrás tus objetivos, Y tres: Mantén siempre tu objetivo bien puesto, por que te puede pasar lo de la abeja.



Una Palabra Al Aire... Son como las Hojas que Van Cayendo... Inanna...*

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